Las versiones oficiales confirman que Rivera registró 1,78 gramos de alcohol por litro de sangre, más del doble del límite legal para considerarse en estado de ebriedad, que en Chile está fijado en 0,8 gramos. De acuerdo con la normativa vigente, desde los 0,3 gramos ya se considera conducción bajo la influencia del alcohol, situación que acarrea sanciones administrativas y judiciales.
El procedimiento policial y la versión de la Fiscalía
El fiscal jefe (s) de Licantén, Jaime Rojas, entregó los detalles del procedimiento indicando que el vehículo municipal en que se trasladaba Rivera no se detuvo ante la señal de Carabineros frente al retén La Huerta.
“Posteriormente, es fiscalizado este móvil en el sector de la Cuesta Colorada de la comuna de Hualañé, advirtiendo los carabineros que Patricio Andrés Rivera Bravo conducía este vehículo en manifiesto estado de ebriedad”, detalló Rojas.
El resultado de la alcoholemia, 1,78 gramos de alcohol por litro de sangre, cercano casi 2 gramos por litro de sangre, es una cifra considerada de alto riesgo para la conducción. Según informó el fiscal, el alcalde fue detenido y pasó la noche en la Tenencia de Hualañé, quedando a disposición del Juzgado de Garantía de Licantén. Allí, se le formalizó durante la mañana del sábado por conducción en estado de ebriedad, pidiéndose cautelares de arraigo nacional y suspensión de licencia de conducir, debido a que no se registraron ni accidentes ni personas lesionadas.
La reacción policial en terreno
Desde Carabineros confirmaron que vecinos alertaron sobre un vehículo que se desplazaba de manera errática y que ponía en riesgo a terceros en el sector de La Huerta. Tras esa denuncia, funcionarios de la Segunda Comisaría de Licantén lograron interceptar al conductor, constatando que se trataba del alcalde.
El mayor José Manríquez Parraguez explicó que “ante la prueba respiratoria de alcoholemia se detectó un grado de alcohol en la sangre que según los estándares legales corresponde al estado de ebriedad. Ante esa situación, se tomó contacto con el fiscal de turno y se procedió a la detención en flagrancia”.
Las disculpas del alcalde Rivera
Horas después de quedar en libertad tras el control de detención, el propio Rivera recurrió a sus redes sociales para referirse al escándalo.
“Errar es humano”, escribió el alcalde en su cuenta de Instagram, intentando relativizar lo ocurrido. “Me tocó y se asume como hombre, un error del que estoy seguro aprenderé mucho, no le hice daño a nadie, pero claramente fallé, les pido disculpas a quienes desilusione”.
En su publicación, Rivera negó haber intentado escapar del control policial y aseguró: “No me arranqué, asumí el error como corresponde, estaré de pie como siempre. Un abrazo a todos y muchas gracias por todos los mensajes y llamadas, los quiero mucho”.
Un golpe a la confianza pública
Este episodio golpea de lleno la credibilidad de Rivera, quien actualmente cumple su segundo mandato tras haber sido reelecto en las últimas elecciones municipales. Geógrafo de profesión, el edil había cultivado un estilo cercano con su comunidad, pero este hecho irrumpe de manera directa en su imagen pública y en la confianza que los vecinos depositan en quien está llamado a encabezar la conducción institucional de la comuna.
El futuro incierto del alcalde
En lo inmediato, Patricio Rivera Bravo seguirá ejerciendo el cargo de alcalde, pero la suspensión de su licencia lo deja impedido de manejar, y el arraigo nacional lo mantiene bajo un control judicial permanente.
El escándalo de este 19 de septiembre se suma a la larga lista de episodios que en Chile han marcado negativamente la política local, donde los actos personales de las autoridades terminan impactando en el bienestar y la representación de toda una comunidad.
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