Noticias Región del Maule: La investigación comprobó que la once es un hábito arraigado a la familia chilena y muy dañino para la salud cardiovascular. Actualmente existe un 74% de sobrepeso y obesidad, y cerca de un 13% de diabéticos que han empeorado en los últimos 10 años, a pesar de todas las políticas públicas implementadas.
En un universo de 489 pacientes del Programa de Cardiología Preventiva y Rehabilitación Cardiovascular De la División de Enfermedades Cardiovasculares de la Facultad de Medicina UC y Red UC-CHRISTUS, una especialista de la carrera de Nutrición y Dietética de la Pontificia Universidad Católica participó de un estudio que comparó encuestas alimenticias voluntarias y confirmó que reemplazar la cena mediterránea por onces, impacta negativamente el perfil bioquímico y sus índices de colesterol, presión arterial, azúcar en sangre y contorno de cintura.
Giovanna Valentino, docente de la Carrera de Nutrición y Dietética y miembro del Programa de Cardiología Preventiva, señala que los hallazgos del estudio corroboran un mayor riesgo de presentar signos del síndrome metabólico en quienes toman once, respecto de quienes optan por la cena como última comida del día. El segundo hallazgo comparó grupos que cenan alimentos procesados y no procesados, concluyendo que aquellos que incluyen hidratos de carbono refinados en su última comida, presentaron un 90% mayor de riesgo de agrupar estos factores vinculados a síndrome metabólico.
Los carbohidratos refinados se asocian a pan y pastelería durante la once, y pasta, arroz blanco o papa, durante la cena. La especialista aclara que los alimentos refinados tienen un menor poder de saciedad e incluso en algunos casos mayor aporte calórico, debido a una mayor cantidad de ingredientes, que aquellos no procesados, los cuales tienen mayor aporte de fibra.
El grupo estudiado agrupa encuestas de pacientes tratados entre los años 2013 y 2018, de 25 a 70 años; y correspondió en un 65% a varones y un 35% a mujeres. “Al parecer los pacientes que consumen once prefieren incluir pan y pasteles en esta comida, sin embargo en esta muestra el factor protector de la cena fue más evidente en las mujeres ya que los hombres encuestados persistían en el hábito de reservar los carbohidratos refinados para la cena. La edad promedio de los hombres fue de 40 años y de 38 en mujeres”, comenta Valentino.
La investigación confirma la necesidad de promover en la población general un hábito alimenticio, privilegiando una cena saludable en vez de la once con pan y productos de pastelería. “Es indudable que la once es un hábito muy arraigado en la familia chilena y es preciso reeducar rutinas desde edades tempranas, para prescindir de alimentos altos en carbohidratos refinados, azúcares y grasas, y privilegiar una dieta mediterránea que combina fibra, proteínas, grasas saludables y antioxidantes”, aseguró la nutricionista. Quienes consumen once efectivamente incorporan en su dieta menos verduras, legumbres, pescado y agregan pastelería en la noche, asegura la académica.
Existe una clara asociación de la comida alta en carbohidratos refinados con el desarrollo del síndrome metabólico, pero las hipótesis que plantean las investigadoras es que el nuevo rol de la mujer y su jornada laboral fuera del hogar, reduce el tiempo para preparar comida saludable; o bien, que por placer se prefieren estos alimentos menos saludables y muy sabrosos.
Trastornos como la resistencia a la insulina han demostrado ser reversibles mediante una modificación en la dieta y el aumento de la actividad física, por tanto este estudio confirma la necesidad de educar la alimentación al interior del hogar. Asimismo, en cuadros de hipertensión y diabetes, la dieta cumple un rol determinante en su control y tratamiento.
Actualmente, el estudio además incorpora preguntas acerca de la elección de pan banco o integral, y con apoyo de alumnos de cuarto año de Nutrición y Dietética UC, ya se estudia el consumo recurrente de sándwiches en reemplazo de comidas.
Para la Dra. Mónica Acevedo, Jefa del Programa de Cardiología Preventiva y Rehabilitación Cardiovascular De la División de Enfermedades Cardiovasculares de la Facultad de Medicina UC y Red UC-CHRISTUS, destacó el trabajo interdisciplinario que refleja este estudio, que se suma a cerca de 7 publicaciones científicas del equipo, en torno a aspectos de nutrición de diabetes, síndrome metabólico y riesgo cardiovascular.
“Este estudio demostró que la once no es buena para la salud cardiovascular, porque las personas creen que comen menos, pero finalmente comen muchas más calorías, más hidratos de carbono y colesterol, que si consumieran una comida como tal, que incluya un plato principal con ensalada y postre. Actualmente existe un 74% de sobrepeso y obesidad, cerca de un 13% de diabéticos, quienes han empeorado en los últimos 10 años en vez de mejorar, a pesar de todas las políticas públicas implementadas”, asegura la Dra. Acevedo.
En un universo de 489 pacientes del Programa de Cardiología Preventiva y Rehabilitación Cardiovascular De la División de Enfermedades Cardiovasculares de la Facultad de Medicina UC y Red UC-CHRISTUS, una especialista de la carrera de Nutrición y Dietética de la Pontificia Universidad Católica participó de un estudio que comparó encuestas alimenticias voluntarias y confirmó que reemplazar la cena mediterránea por onces, impacta negativamente el perfil bioquímico y sus índices de colesterol, presión arterial, azúcar en sangre y contorno de cintura.
Giovanna Valentino, docente de la Carrera de Nutrición y Dietética y miembro del Programa de Cardiología Preventiva, señala que los hallazgos del estudio corroboran un mayor riesgo de presentar signos del síndrome metabólico en quienes toman once, respecto de quienes optan por la cena como última comida del día. El segundo hallazgo comparó grupos que cenan alimentos procesados y no procesados, concluyendo que aquellos que incluyen hidratos de carbono refinados en su última comida, presentaron un 90% mayor de riesgo de agrupar estos factores vinculados a síndrome metabólico.
Los carbohidratos refinados se asocian a pan y pastelería durante la once, y pasta, arroz blanco o papa, durante la cena. La especialista aclara que los alimentos refinados tienen un menor poder de saciedad e incluso en algunos casos mayor aporte calórico, debido a una mayor cantidad de ingredientes, que aquellos no procesados, los cuales tienen mayor aporte de fibra.
El grupo estudiado agrupa encuestas de pacientes tratados entre los años 2013 y 2018, de 25 a 70 años; y correspondió en un 65% a varones y un 35% a mujeres. “Al parecer los pacientes que consumen once prefieren incluir pan y pasteles en esta comida, sin embargo en esta muestra el factor protector de la cena fue más evidente en las mujeres ya que los hombres encuestados persistían en el hábito de reservar los carbohidratos refinados para la cena. La edad promedio de los hombres fue de 40 años y de 38 en mujeres”, comenta Valentino.
La investigación confirma la necesidad de promover en la población general un hábito alimenticio, privilegiando una cena saludable en vez de la once con pan y productos de pastelería. “Es indudable que la once es un hábito muy arraigado en la familia chilena y es preciso reeducar rutinas desde edades tempranas, para prescindir de alimentos altos en carbohidratos refinados, azúcares y grasas, y privilegiar una dieta mediterránea que combina fibra, proteínas, grasas saludables y antioxidantes”, aseguró la nutricionista. Quienes consumen once efectivamente incorporan en su dieta menos verduras, legumbres, pescado y agregan pastelería en la noche, asegura la académica.
Existe una clara asociación de la comida alta en carbohidratos refinados con el desarrollo del síndrome metabólico, pero las hipótesis que plantean las investigadoras es que el nuevo rol de la mujer y su jornada laboral fuera del hogar, reduce el tiempo para preparar comida saludable; o bien, que por placer se prefieren estos alimentos menos saludables y muy sabrosos.
Trastornos como la resistencia a la insulina han demostrado ser reversibles mediante una modificación en la dieta y el aumento de la actividad física, por tanto este estudio confirma la necesidad de educar la alimentación al interior del hogar. Asimismo, en cuadros de hipertensión y diabetes, la dieta cumple un rol determinante en su control y tratamiento.
Actualmente, el estudio además incorpora preguntas acerca de la elección de pan banco o integral, y con apoyo de alumnos de cuarto año de Nutrición y Dietética UC, ya se estudia el consumo recurrente de sándwiches en reemplazo de comidas.
Para la Dra. Mónica Acevedo, Jefa del Programa de Cardiología Preventiva y Rehabilitación Cardiovascular De la División de Enfermedades Cardiovasculares de la Facultad de Medicina UC y Red UC-CHRISTUS, destacó el trabajo interdisciplinario que refleja este estudio, que se suma a cerca de 7 publicaciones científicas del equipo, en torno a aspectos de nutrición de diabetes, síndrome metabólico y riesgo cardiovascular.
“Este estudio demostró que la once no es buena para la salud cardiovascular, porque las personas creen que comen menos, pero finalmente comen muchas más calorías, más hidratos de carbono y colesterol, que si consumieran una comida como tal, que incluya un plato principal con ensalada y postre. Actualmente existe un 74% de sobrepeso y obesidad, cerca de un 13% de diabéticos, quienes han empeorado en los últimos 10 años en vez de mejorar, a pesar de todas las políticas públicas implementadas”, asegura la Dra. Acevedo.
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