Noticias Región del Maule: Este martes se realizó el lanzamiento del libro "La Palabra Esencial, discursos inéditos de Patricio Aylwin 1934-1973", de Ediciones Universitarias de Valparaíso de la PUCV, un texto que recopila una serie de documentos de alto valor histórico.
La presentación, organizada en conjunto por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) y la Fundación Patricio Aylwin, será realizada por Sol Serrano, Premio Nacional de Historia; y por el ex ministro René Cortázar.
El rector de la PUCV, Claudio Elórtegui Raffo, planteó que “en conjunto, la Fundación Patricio Aylwin y la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso deseamos contribuir mediante esta publicación a difundir el pensamiento y la obra de una de las personalidades más relevantes de la segunda mitad del siglo XX en nuestro país, como lo es Patricio Aylwin. Junto con ello, estamos convencidos de que este libro constituye un documento de la mayor importancia para el estudio y comprensión de la historia de Chile durante el periodo 1934-1973”.
El director de Ediciones Universitarias de Valparaíso PUCV, Edmundo Bustos Azócar, explicó que “se trata de un compilado de documentos que se publican por primera vez en su conjunto. Algunos de estos están en los diarios de sesiones del Congreso, o fueron publicados en prensa de la época. Sin embargo, la gran mayoría de ellos son inéditos y pertenecen al archivo personal de Patricio Aylwin”.
En el cierre del libro hay un documento que llama la atención: corresponde a la transcripción de la grabación de una reunión privada de Aylwin con los presidentes provinciales del PDC, realizada el 8 de septiembre de 1973. Esto fue transcrito a máquina y no fue publicado ni dado a conocer debido a los hechos que ocurrieron a partir del 11 de septiembre. Es posible que no haya más copias, salvo la del archivo Aylwin y, eventualmente, en la secretaria del PDC de la época y tiene una carga histórica relevante como comenta en el Prólogo Sol Serrano: “Este libro se cierra con un documento de valor extraordinario. Es el sábado 8 de septiembre, tres días antes del golpe de Estado. Aylwin se reúne privadamente con los presidentes provinciales del PDC de todo Chile (…). El discurso no fue publicado, por razones obvias. Es un documento prácticamente desconocido (…). Relata casi día por día lo obrado con la Comisión Política de la DC y sus conversaciones con el Presidente Allende, propiciadas por el Cardenal Silva Henríquez (…). Quizás lo más novedoso reside en los vínculos con las Fuerzas Armadas. A mediados del 73, explica Aylwin, la Junta del partido había fijado como política evitar tanto los intentos golpistas de sectores de la derecha como las tendencias totalitarias de la UP, para volver a los cauces institucionales a través de la integración institucional de las Fuerzas Armadas al gobierno, con una agenda de gobernabilidad que formalizaron. La comisión política le presentó un memorándum al Presidente Allende y se reunió con él para discutirlo. “Hicimos saber lo mismo a los altos mandos”, dice Aylwin, sin especificar de qué manera, “con la idea de recoger qué tipo de poderes requerían en el gabinete y en la Administración”. (…). En ambos memorándums, el PDC señala que apoyaría al nuevo gabinete en todas las instancias correspondientes, pero que no entraría al gobierno. (…) El resultado, explica Aylwin, es que Allende “les metió un gol de media cancha” porque nombró ministros a los comandantes en jefes de las FFAA, pero con un diseño estratégico enteramente opuesto. (…) La DC, en definitiva, estaba proponiendo formalmente un co-gobierno. Tres días después se bombardeaba La Moneda y moría el Presidente Allende. Pero este libro termina tres días antes. Su lectura nos deja con esa interrogante, que es la del ciudadano: ¿Ysi…? (…) es la gran pregunta abierta por este texto y por la tragedia del 73 para todos”.
Extracto del prólogo de Sol Serrano, Premio Nacional de Historia
El viaje parte el año 1934 en el Liceo de Hombres de San Bernardo cuando Patricio Aylwin tenía 16 años. Y termina, no sabemos exactamente donde, seguro que en alguna casa retirada cerca de Santiago, a sus 55 años, un 8 de septiembre de 1973. Es primera vez que se publican estos documentos como conjunto. Algunos están en el Diario de Sesiones del Congreso, hoy digitalizados, o fueron publicados en la prensa. La gran mayoría son inéditos, pertenecen a su propio archivo, ese que Patricio Aylwin guardó con asombrosa meticulosidad desde muy joven. Es posible reconocer en sus discursos una cierta matriz común: la retórica persuasiva que se inicia en el ámbito moral, doctrinario, para entroncar con la historia no como pasado sino como realidad fáctica que lleva a la denuncia y finalizar con un llamado al cambio. Si se trata del aniversario de su Liceo, le rendirá las loas correspondientes, reclamará por la injusticia de las autoridades educacionales de haberlodescendido de primera a segunda categoría y terminará reivindicando a la comunidad escolar que actuó unida para revertir la medida. Esa estructura será luego la del jurisconsulto y adquirirá ya una impronta oratoria en el político. Es demasiado analítico para los cánones del orador clásico. No suele usar recursos poéticos o metafóricos. Prefiere la pedagogía y en ello es, literalmente, un maestro. Su espacio más propio parece ser el foro y el hemiciclo, quizás más que las altas tarimas de las grandes concentraciones.
Aylwin es impresionantemente igual a sí mismo. Está movido por la dialéctica de su tiempo y toma partido. Será el espiritualismo contra el materialismo del periodo de entre guerras; será la antropología cristiana versus el materialismo histórico; será el capitalismo individualista versus la justicia social; será la igualdad y la libertad; será la democracia versus el totalitarismo.
Los contenidos de sus palabras tienen un valor intrínseco. Sin duda. Pero interesante me parece a mí el valor que le asigna a la política. Con cuanta majadería escuchamos hoy sobre el distanciamiento de la ciudadanía de la política, y es cierto, pero nos detenemos poco en el alejamiento de los políticos de la política, de la política moderna construida en base a ideología, programas, construcción de poder y estrategia. La estrategia política, en la opinión, hoy pasó a ser función de los analistas mucho más que de los políticos. Me refiero a “la” política” como el arte del poder en torno a determinados objetivos. Arte que requiere algo más que intuición y maniobra. Requiere de un agudo análisis estratégico.
Este libro se cierra con un documento de valor extraordinario. Es el sábado 8 de septiembre, tres días antes del golpe de Estado. Aylwin se reúne privadamente con los presidentes provinciales del PDC de todo Chile y algunos otros invitados. Es un encuentro “entre camaradas”. Este discurso no fue escrito por Aylwin con anterioridad. Llevaba un meticuloso punteo sobre lo obrado por la directiva del partido en los últimos meses. El texto que tenemos es una grabación, que luego fue transcrita a máquina. No fue publicado, por razones obvias. Es posible que no haya más copias que la que quedó en la secretaría de la DC y la que guardó el propio Aylwin, sobre cuyo ejemplar hizo algunas correcciones menores. Es un documento prácticamente desconocido, tiene un tono coloquial en el que hasta se permite un par de bromas que se transcriben junto a algunas chanzas de sus interlocutores. La naturaleza del documento es crucial por lo mismo. Relata casi día por día lo obrado por la Comisión Política de la DC y sus conversaciones con el Presidente Allende, propiciadas por el Cardenal Silva Henríquez, entonces Arzobispo de Santiago. Quizás lo más novedoso reside en los vínculos con las Fuerzas Armadas. A mediados del 73, explica Aylwin, la Junta del partido había fijado como política evitar tanto los intentos golpistas de sectores de la derecha como las tendencias totalitarias de la UP, para volver a los cauces institucionales a través de la integración institucional de las Fuerzas Armadas al gobierno, con una agenda de gobernabilidad que formalizaron. La comisión política le presentó un memorándum al Presidente Allende y se reunió con él para discutirlo. “Hicimos saber esto mismo a los altos mandos”, dice Aylwin, sin especificar de qué manera, “con la idea de recoger qué tipo de poderes requerían en el gabinete y en la Administración”. El “hicimos saber” se formalizó luego en un documento sobre las atribuciones con que proponían que éstas asumieran en un nuevo gabinete. En ambos memorándums, el PDC señala que apoyaría al nuevo gabinete en todas las instancias correspondientes, pero que no entraría al gobierno. Aylwin cuenta, como anécdota, pero que hoy tiene un enorme significado, que el documento despertó suspicacias en los altos mandos porque era coincidente con sus propias proposiciones, y la pregunta era quién de ellos se los había entregado a la DC. El resultado, explica Aylwin, es que Allende “les metió un gol de media cancha” porque nombró ministros a los comandantes en jefes de las FFAA, pero con un diseño estratégico enteramente opuesto.
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