Noticias Región del Maule: Investigador de la Universidad Católica del Maule hace un llamado a normalizar la salud mental y a conversar sobre este tema en las familias y colegios. Es clave que el sistema de salud mantenga el acompañamiento a los pacientes psiquiátricos durante la pandemia de COVID19.
Ante la ausencia de una vacuna o un tratamiento específico para el COVID19, el aislamiento social es una medida eficaz para disminuir el número de contagios; sin embargo, también resulta contraproducente para la salud mental.
El doctor Pablo Méndez, académico de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica del Maule (UCM) y quien ha investigado ampliamente sobre suicidio, explicó que “Paradójicamente, el distanciamiento social ha sido también considerado como un factor de riesgo para el desarrollo de patologías mentales, por ello se debe mantener el distanciamiento social, pero mantener la conectividad social entre las personas”, indicó.
Según datos del programa de prevención del suicidio del Ministerio de Salud -2013-, el 90 por ciento de las personas que cometen suicidio han presentado un problema de salud mental, y por cada suicidio ocurren 20 intentos de suicido, de este modo, la actual emergencia sanitaria aumenta el riesgo y la demanda de atención en salud mental.
De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Salud, mil 800 personas en el país deciden quitarse la vida y los menores de 25 años junto con las personas mayores de 70 son los grupos más afectados. El año 2017 murieron más personas por suicidio que por accidentes de tránsito en Chile.
A nivel regional, Méndez ha sido el primer investigador que ha trabajado en la caracterización de conductas suicidas en pacientes psiquiátricos adolescentes del Maule. En el marco de su proyecto Fondecyt ha determinado que el 79 por ciento de los jóvenes que ha intentado suicidarse son mujeres.
Cifras que podrían agravarse por la actual crisis sanitaria, como ya se ha evidenciado en países como Estados Unidos en donde el académico Dr. Pablo Méndez desarrolla un estudio junto a la American Foundation for Suicide Prevention y el Instituto de Psiquiatría de la Universidad de Columbia. “En ese país ya se estiman severas consecuencias en la salud mental de la población producto de la crisis económica asociada al COVID19 vinculada a un incremento en la tasa de desempleo y que está altamente relacionado con la tasa de suicido, por eso es un aspecto importante a considerar”, acotó.
Recomendaciones
De acuerdo con el Dr. Méndez, “El COVID19 ha puesto a prueba el sistema sanitario en términos de cobertura de la salud mental y, por tanto, exige innovación y una de las opciones es la telepsicología. La sugerencia es generar programas y mantener la rigurosidad y permanencia de los tratamientos psiquiátricos a quienes ya lo están recibiendo”, sostuvo.
En ese sentido, el Dr. Méndez añadió que, “Desde el punto de vista de los grupos más vulnerables, los Cesfam y, en general, el sistema de salud público, debe hacer un seguimiento domiciliario de las personas, hacer un catastro porque hay adultos mayores que viven solos y, por tanto, es necesario cuidar de ellos”, advirtió.
Según el investigador, aquellas personas mayores que se encuentran en una situación económica más vulnerable deben “Mantener activa la red de apoyo social y familiar” y, desde el punto de vista de los cuidadores “Conversar con ellos y estar muy atentos para orientarlos porque, debido a que es un grupo expuesto a diferentes tipos de información, esto les incrementa la ansiedad y, muchas veces pueden realizar malas interpretaciones; por tanto, el soporte y orientación es fundamental”, indicó.
Ante la ausencia de una vacuna o un tratamiento específico para el COVID19, el aislamiento social es una medida eficaz para disminuir el número de contagios; sin embargo, también resulta contraproducente para la salud mental.
El doctor Pablo Méndez, académico de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica del Maule (UCM) y quien ha investigado ampliamente sobre suicidio, explicó que “Paradójicamente, el distanciamiento social ha sido también considerado como un factor de riesgo para el desarrollo de patologías mentales, por ello se debe mantener el distanciamiento social, pero mantener la conectividad social entre las personas”, indicó.
Según datos del programa de prevención del suicidio del Ministerio de Salud -2013-, el 90 por ciento de las personas que cometen suicidio han presentado un problema de salud mental, y por cada suicidio ocurren 20 intentos de suicido, de este modo, la actual emergencia sanitaria aumenta el riesgo y la demanda de atención en salud mental.
De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Salud, mil 800 personas en el país deciden quitarse la vida y los menores de 25 años junto con las personas mayores de 70 son los grupos más afectados. El año 2017 murieron más personas por suicidio que por accidentes de tránsito en Chile.
A nivel regional, Méndez ha sido el primer investigador que ha trabajado en la caracterización de conductas suicidas en pacientes psiquiátricos adolescentes del Maule. En el marco de su proyecto Fondecyt ha determinado que el 79 por ciento de los jóvenes que ha intentado suicidarse son mujeres.
Cifras que podrían agravarse por la actual crisis sanitaria, como ya se ha evidenciado en países como Estados Unidos en donde el académico Dr. Pablo Méndez desarrolla un estudio junto a la American Foundation for Suicide Prevention y el Instituto de Psiquiatría de la Universidad de Columbia. “En ese país ya se estiman severas consecuencias en la salud mental de la población producto de la crisis económica asociada al COVID19 vinculada a un incremento en la tasa de desempleo y que está altamente relacionado con la tasa de suicido, por eso es un aspecto importante a considerar”, acotó.
Recomendaciones
De acuerdo con el Dr. Méndez, “El COVID19 ha puesto a prueba el sistema sanitario en términos de cobertura de la salud mental y, por tanto, exige innovación y una de las opciones es la telepsicología. La sugerencia es generar programas y mantener la rigurosidad y permanencia de los tratamientos psiquiátricos a quienes ya lo están recibiendo”, sostuvo.
En ese sentido, el Dr. Méndez añadió que, “Desde el punto de vista de los grupos más vulnerables, los Cesfam y, en general, el sistema de salud público, debe hacer un seguimiento domiciliario de las personas, hacer un catastro porque hay adultos mayores que viven solos y, por tanto, es necesario cuidar de ellos”, advirtió.
Según el investigador, aquellas personas mayores que se encuentran en una situación económica más vulnerable deben “Mantener activa la red de apoyo social y familiar” y, desde el punto de vista de los cuidadores “Conversar con ellos y estar muy atentos para orientarlos porque, debido a que es un grupo expuesto a diferentes tipos de información, esto les incrementa la ansiedad y, muchas veces pueden realizar malas interpretaciones; por tanto, el soporte y orientación es fundamental”, indicó.
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