Noticias Región del Maule: Investigadora de la Universidad Católica del Maule advirtió que los casos de violencia, agotamiento, estrés y conflictos laborales se han aumentado debido a la contingencia sanitaria, lo que puede disminuir la calidad en la atención. Actualmente trabaja en una propuesta de intervención a largo plazo que busca mejorar esta situación en las instituciones en salud.
Sucedió hace unas semanas en el Hospital de Rengo. Un joven armado con un fierro rompió los ventanales de la Urgencia y los parabrisas de una ambulancia. La razón que gatilló su actuar habría sido la demora en la atención. 900 kilómetros al sur, en Puerto Varas, por miedo al contagio, algunos vecinos impidieron que el personal de salud se estacionara cerca de sus viviendas.
Como estos, son varios los casos que se han visto a lo largo de todo Chile, agresiones que no son novedad pero que sí se ha incrementado por la pandemia. Así lo confirmó la Dra. Paula Ceballos, académica de la Escuela de Enfermería de la Universidad Católica del Maule (UCM) y quien ha investigado ampliamente los riesgos psicosociales que afectan la calidad de vida de los profesionales de la salud.
“Habíamos hecho mediciones en unidades de urgencia, UCI y APS, y en general, los indicadores nos mostraban que, entre un 25 a un 30% de los trabajadores reportaron este tipo de problemáticas: estrés, sobrecarga y violencia. Hoy, con COVID19, esto sin duda alguna, ha aumentado exponencialmente, en especial la violencia que se ha visibilizado en noticias porque la gente está muy ansiosa, con mucho temor, por tanto, muy exigentes con respecto a sus atenciones y al cumplimiento de algunas normativas que, a veces, no las tienen tan claras; entonces se genera un enfrentamiento con el personal de salud y mucha violencia verbal y física”, explicó la Dra. Ceballos.
La lista de consecuencias suma y sigue: “Largos turnos, la posibilidad de infectarse generando una situación laboral muy compleja, además de lo que significa tener pacientes muy graves, una exigencia laboral extrema y doblegar turnos”, acotó. Para la experta, se crea una especie de “olla a presión” que, si no se trata, puede traer problemáticas a nivel físico y mental para el trabajador.
A ello se agrega “la doble presencia” que suele afectar más a las mujeres quienes deben “Estar en el trabajo pensando en cosas de la casa y eso significa duplicarse. Es decir, deben responder como profesionales y, además, pensar si en la casa ya han comido, si los niños se conectaron a las clases e hicieron las tareas o si están peleando por el computador, por ejemplo”, indicó.
Consecuencias en la atención
En estos momentos, la pandemia exige que el personal sanitario realice turnos de 24 horas para evitar su contagio.
De acuerdo con la académica Dra. Paula Ceballos, “Cuando están sometidos a tanto estrés y agotamiento mental, se pueden cometer errores como: equivocándose en el paciente y dando un medicamento erróneo o haciendo una técnica errónea, porque lo que se requiere mucha más concentración y esfuerzo mental para no equivocarse. Además, se afectan las relaciones interpersonales en el trabajo y se generan quiebres en el ambiente laboral”, sostuvo.
A nivel de Enfermería, los estudios que la experta ha realizado, evidencian que el trato se deshumaniza, disminuye la empatía y, por tanto, la calidad del cuidado disminuye y, a su vez “disminuye la calidad de vida laboral porque los enfermeros, que estamos formados para entregar un cuidado humanizado, no lo podemos dar, entonces puede haber insatisfacción, el sentimiento de que no se está haciendo bien el trabajo, se van tristes a su casa y allá, probablemente también cuenten sus problemas”, advirtió.
Ceballos enfatizó en que es importante realizar intervenciones a largo plazo para contrarrestar estos riesgos. “No basta con un paseo o una sesión con un psicólogo, por eso estamos trabajando en una propuesta que titulados Invierte. Hay que pensar que el equipo debe tener momentos de pausa -que no son perder el tiempo sino por salud mental- que se requieren espacios de relajación, masoterapia porque son reiterados los problemas musculoesqueléticos en el personal de salud debido a la fuerza que se realiza y el estrés. En definitiva, se busca mantener las intervenciones en el tiempo para disminuir los riesgos psicosociales y potenciar los entornos de trabajo saludables”.
Sucedió hace unas semanas en el Hospital de Rengo. Un joven armado con un fierro rompió los ventanales de la Urgencia y los parabrisas de una ambulancia. La razón que gatilló su actuar habría sido la demora en la atención. 900 kilómetros al sur, en Puerto Varas, por miedo al contagio, algunos vecinos impidieron que el personal de salud se estacionara cerca de sus viviendas.
Como estos, son varios los casos que se han visto a lo largo de todo Chile, agresiones que no son novedad pero que sí se ha incrementado por la pandemia. Así lo confirmó la Dra. Paula Ceballos, académica de la Escuela de Enfermería de la Universidad Católica del Maule (UCM) y quien ha investigado ampliamente los riesgos psicosociales que afectan la calidad de vida de los profesionales de la salud.
“Habíamos hecho mediciones en unidades de urgencia, UCI y APS, y en general, los indicadores nos mostraban que, entre un 25 a un 30% de los trabajadores reportaron este tipo de problemáticas: estrés, sobrecarga y violencia. Hoy, con COVID19, esto sin duda alguna, ha aumentado exponencialmente, en especial la violencia que se ha visibilizado en noticias porque la gente está muy ansiosa, con mucho temor, por tanto, muy exigentes con respecto a sus atenciones y al cumplimiento de algunas normativas que, a veces, no las tienen tan claras; entonces se genera un enfrentamiento con el personal de salud y mucha violencia verbal y física”, explicó la Dra. Ceballos.
La lista de consecuencias suma y sigue: “Largos turnos, la posibilidad de infectarse generando una situación laboral muy compleja, además de lo que significa tener pacientes muy graves, una exigencia laboral extrema y doblegar turnos”, acotó. Para la experta, se crea una especie de “olla a presión” que, si no se trata, puede traer problemáticas a nivel físico y mental para el trabajador.
A ello se agrega “la doble presencia” que suele afectar más a las mujeres quienes deben “Estar en el trabajo pensando en cosas de la casa y eso significa duplicarse. Es decir, deben responder como profesionales y, además, pensar si en la casa ya han comido, si los niños se conectaron a las clases e hicieron las tareas o si están peleando por el computador, por ejemplo”, indicó.
Consecuencias en la atención
En estos momentos, la pandemia exige que el personal sanitario realice turnos de 24 horas para evitar su contagio.
De acuerdo con la académica Dra. Paula Ceballos, “Cuando están sometidos a tanto estrés y agotamiento mental, se pueden cometer errores como: equivocándose en el paciente y dando un medicamento erróneo o haciendo una técnica errónea, porque lo que se requiere mucha más concentración y esfuerzo mental para no equivocarse. Además, se afectan las relaciones interpersonales en el trabajo y se generan quiebres en el ambiente laboral”, sostuvo.
A nivel de Enfermería, los estudios que la experta ha realizado, evidencian que el trato se deshumaniza, disminuye la empatía y, por tanto, la calidad del cuidado disminuye y, a su vez “disminuye la calidad de vida laboral porque los enfermeros, que estamos formados para entregar un cuidado humanizado, no lo podemos dar, entonces puede haber insatisfacción, el sentimiento de que no se está haciendo bien el trabajo, se van tristes a su casa y allá, probablemente también cuenten sus problemas”, advirtió.
Ceballos enfatizó en que es importante realizar intervenciones a largo plazo para contrarrestar estos riesgos. “No basta con un paseo o una sesión con un psicólogo, por eso estamos trabajando en una propuesta que titulados Invierte. Hay que pensar que el equipo debe tener momentos de pausa -que no son perder el tiempo sino por salud mental- que se requieren espacios de relajación, masoterapia porque son reiterados los problemas musculoesqueléticos en el personal de salud debido a la fuerza que se realiza y el estrés. En definitiva, se busca mantener las intervenciones en el tiempo para disminuir los riesgos psicosociales y potenciar los entornos de trabajo saludables”.
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