Noticias Región del Maule: Gracias al financiamiento del Fondo Para la Innovación (FIC-R) del Gobierno Regional de O’Higgins, científicos de la Universidad Católica del Maule (UCM) desarrollarán esta experiencia que potencia la economía circular y la sustentabilidad en la industria agroalimentaria de Chile.
La producción de bioplásticos no alcanza el 1% de la producción de plásticos en el mundo, anualmente se producen 300 millones de toneladas versus casi dos millones de toneladas.
Lo que hace años partió como una idea de investigación que abordó en su tesis de pregrado, en relación a la síntesis de bioplásticos utilizando bacterias, el Dr. Rodrigo Andler, de la Universidad Católica del Maule, hoy lo concreta en beneficio de la comunidad mediante el proyecto “Valorización técnico-económica de los residuos frutícolas como sustrato para la producción de bioplásticos”.
Dicha iniciativa es financiada por el Gobierno Regional de O’Higins mediante el Fondo de Innovación Para la Competitividad (FIC-R) del Fondo Naciona de Desarrollo Regional (FNDR).
“Nuestro proyecto permite fomentar la sustentabilidad y la economía circular. Tomamos un residuo de la agroindustria, lo procesamos para obtener azúcares, damos las condiciones óptimas para que crezcan los microorganismos, los cuales producen el biopolímero de manera intracelular, para finalmente recuperar el material y obtener un producto”, destacó el Dr. Andler.
Algo que caracteriza la labor científica del plantel es atender probemáticas reales que presentan sectores de la sociedad local, línea de servicio a la comunidad sobre la cual la directora de Investigación de la UCM, Dra. Karina Vilches, indicó que “Es necesario que los científicos colaboremos y nos unamos para resolver temáticas de la región, dejando el ego y los intereses personales de lado para estar al servicio de la sociedad y sus necesidades. Nuestros proyectos -Tres en Talca y uno en O’Higgins-, en particular los FIC-R ahora adjudicados, se caracterizan por esto, pues abordan temáticas de interés de la población del Maule y apunta a ser un aporte a la comunidad nacional”, sostuvo.
Producto que se adapta
Junto con reducir considerablemente los contaminantes propios de la producción de plásitco común, el bioplástico además de disminuir su impacto en cantidad de emisiones posee la ventaja de ser altamente flexible, lo que permite a partir de la misma materia prima –deshechos de la fruta- generar diversos tipos de polímero que se comportan de manera similar a los tradicionales.
“El residuo de fruta es sometido a altas temperaturas en presencia de un ácido fuerte, proceso conocido como hidrólisis ácida. De esta manera se favorece la obtención de azúcares que pueden ser metabolizados por las bacterias y generen el bioplástico (…) La gracia de este proceso es que podemos cambiar las variables para obtener diferentes tipos de bioplásticos. Si cambiamos el sustrato y/o bacteria, por ejemplo, podemos obtener diferentes tipos de polímeros, lo que tributará a las distintas apliaciones que tendrán finalmente estos plásticos. Podemos hacer algo similar al polietileno, polipropileno, entre otros”, explicó el investigador de la UCM.
Otra necesidad que encontró el equipo es que Chile está posicionado en la industria del packaging de la fruta –empaque-, por ejemplo en la exportación que va recubierta en una bolsa plástica, sector que invierte mucho en su desarrollo. “Además, se exporta a países desarrollados con exigencias altas que por norma no reciben plástico contaminante, entonces en ese sentido tenemos un doble punto ganador, la utilización de los residuos y enfocarnos en el sector de Packaging para cumplir con el estándar internacional y abrir nuevos mercados”, sostuvo el Dr. Andler.
En esta iniciativa, además se impulsa la labor de nuevos talentos científicos desde el pregrado, con la participación de estudiantes de la carrera de Ingeniería en Biotecnología del plantel, como son Patricio Mora, Camila Hernández, Fernanda González, Scarlet Reyes, Esteban Soto y Victoria Rojas.
Desarrollo desde la ciecia
Como producto comprometido en los tres años de financiamiento, se espera entregar un producto inicial para en una segunda etapa analizar el potencial de comercialización escalando estos procesos, siendo una de las mayores barreras a resolver el alto costo asociado a la implementación de este tipo de tecnología en la industria.
“Es un tema abordable que se aplica en países desarrollados. Producir este tipo de bioplásticos es más caro que el tradicional, es un problema en la producción de bioplásticos en general. Anualmente en el mundo se produce más de 300 millones de toneladas, el bioplástico no alcanza los dos millones de toneladas, lo que representa menos del uno por ciento y el único motivo es su costo, ya que las propiedades son muy similares, son biodegradables y biocompatibles”, sentenció el científico de la UCM.
Economías desarrolladas asumieron la lógica de invertir hoy para mayores beneficios en el mediano y largo plazo, todo para reducir las emisiones de carbono. “Esto tiene que ver además, con construir una mirada sustentable, afortunadamente hoy existe mucha más conciencia verde y cada día más gente cambia su mirada”.
En la implementación de esta tecnología, además se impulsará la generación de redes entre centros de investigación, Universidades y empresas interesadas en ser parte del ciclo de gestión de residuos y producción de plásticos biodegradables. En primera instancia, dicha red de investigación y desarrollo será llevada a cabo entre la UCM, la Pontificia U. Católica de Valparaíso (PUCV), el Centro de Investigación de la Fundación para el Desarrollo Frutícola (FDF), la Asociación de Exportadores de Futas de Chile (ASOEX), las empresas frutícolas Frusan y Sugal, y los Institutos de Ciencias Agronómicas y de Ciencias de la Ingeniería de la Universidad de O’Higgins. “De esta forma potenciaremos la competitividad regional. Buscamos establecer in situ, el procesamiento de la materia prima, disminuyendo los costos operacionales de colección de residuos y aportar en la descentralización para el establecimiento de empresas de tecnologías avanzadas”, cerró.
La producción de bioplásticos no alcanza el 1% de la producción de plásticos en el mundo, anualmente se producen 300 millones de toneladas versus casi dos millones de toneladas.
Lo que hace años partió como una idea de investigación que abordó en su tesis de pregrado, en relación a la síntesis de bioplásticos utilizando bacterias, el Dr. Rodrigo Andler, de la Universidad Católica del Maule, hoy lo concreta en beneficio de la comunidad mediante el proyecto “Valorización técnico-económica de los residuos frutícolas como sustrato para la producción de bioplásticos”.
Dicha iniciativa es financiada por el Gobierno Regional de O’Higins mediante el Fondo de Innovación Para la Competitividad (FIC-R) del Fondo Naciona de Desarrollo Regional (FNDR).
“Nuestro proyecto permite fomentar la sustentabilidad y la economía circular. Tomamos un residuo de la agroindustria, lo procesamos para obtener azúcares, damos las condiciones óptimas para que crezcan los microorganismos, los cuales producen el biopolímero de manera intracelular, para finalmente recuperar el material y obtener un producto”, destacó el Dr. Andler.
Algo que caracteriza la labor científica del plantel es atender probemáticas reales que presentan sectores de la sociedad local, línea de servicio a la comunidad sobre la cual la directora de Investigación de la UCM, Dra. Karina Vilches, indicó que “Es necesario que los científicos colaboremos y nos unamos para resolver temáticas de la región, dejando el ego y los intereses personales de lado para estar al servicio de la sociedad y sus necesidades. Nuestros proyectos -Tres en Talca y uno en O’Higgins-, en particular los FIC-R ahora adjudicados, se caracterizan por esto, pues abordan temáticas de interés de la población del Maule y apunta a ser un aporte a la comunidad nacional”, sostuvo.
Producto que se adapta
Junto con reducir considerablemente los contaminantes propios de la producción de plásitco común, el bioplástico además de disminuir su impacto en cantidad de emisiones posee la ventaja de ser altamente flexible, lo que permite a partir de la misma materia prima –deshechos de la fruta- generar diversos tipos de polímero que se comportan de manera similar a los tradicionales.
“El residuo de fruta es sometido a altas temperaturas en presencia de un ácido fuerte, proceso conocido como hidrólisis ácida. De esta manera se favorece la obtención de azúcares que pueden ser metabolizados por las bacterias y generen el bioplástico (…) La gracia de este proceso es que podemos cambiar las variables para obtener diferentes tipos de bioplásticos. Si cambiamos el sustrato y/o bacteria, por ejemplo, podemos obtener diferentes tipos de polímeros, lo que tributará a las distintas apliaciones que tendrán finalmente estos plásticos. Podemos hacer algo similar al polietileno, polipropileno, entre otros”, explicó el investigador de la UCM.
Otra necesidad que encontró el equipo es que Chile está posicionado en la industria del packaging de la fruta –empaque-, por ejemplo en la exportación que va recubierta en una bolsa plástica, sector que invierte mucho en su desarrollo. “Además, se exporta a países desarrollados con exigencias altas que por norma no reciben plástico contaminante, entonces en ese sentido tenemos un doble punto ganador, la utilización de los residuos y enfocarnos en el sector de Packaging para cumplir con el estándar internacional y abrir nuevos mercados”, sostuvo el Dr. Andler.
En esta iniciativa, además se impulsa la labor de nuevos talentos científicos desde el pregrado, con la participación de estudiantes de la carrera de Ingeniería en Biotecnología del plantel, como son Patricio Mora, Camila Hernández, Fernanda González, Scarlet Reyes, Esteban Soto y Victoria Rojas.
Desarrollo desde la ciecia
Como producto comprometido en los tres años de financiamiento, se espera entregar un producto inicial para en una segunda etapa analizar el potencial de comercialización escalando estos procesos, siendo una de las mayores barreras a resolver el alto costo asociado a la implementación de este tipo de tecnología en la industria.
“Es un tema abordable que se aplica en países desarrollados. Producir este tipo de bioplásticos es más caro que el tradicional, es un problema en la producción de bioplásticos en general. Anualmente en el mundo se produce más de 300 millones de toneladas, el bioplástico no alcanza los dos millones de toneladas, lo que representa menos del uno por ciento y el único motivo es su costo, ya que las propiedades son muy similares, son biodegradables y biocompatibles”, sentenció el científico de la UCM.
Economías desarrolladas asumieron la lógica de invertir hoy para mayores beneficios en el mediano y largo plazo, todo para reducir las emisiones de carbono. “Esto tiene que ver además, con construir una mirada sustentable, afortunadamente hoy existe mucha más conciencia verde y cada día más gente cambia su mirada”.
En la implementación de esta tecnología, además se impulsará la generación de redes entre centros de investigación, Universidades y empresas interesadas en ser parte del ciclo de gestión de residuos y producción de plásticos biodegradables. En primera instancia, dicha red de investigación y desarrollo será llevada a cabo entre la UCM, la Pontificia U. Católica de Valparaíso (PUCV), el Centro de Investigación de la Fundación para el Desarrollo Frutícola (FDF), la Asociación de Exportadores de Futas de Chile (ASOEX), las empresas frutícolas Frusan y Sugal, y los Institutos de Ciencias Agronómicas y de Ciencias de la Ingeniería de la Universidad de O’Higgins. “De esta forma potenciaremos la competitividad regional. Buscamos establecer in situ, el procesamiento de la materia prima, disminuyendo los costos operacionales de colección de residuos y aportar en la descentralización para el establecimiento de empresas de tecnologías avanzadas”, cerró.
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