Noticias Región del Maule: Prof. Dr. Marcelo Pinochet Ayala, director de la Escuela de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad Católica del Maule.
Parece necesario comentar algunas ideas respecto de la decisión de estudiantes y sus padres sobre la institución ideal para cursar la educación superior. Ello acontece en un ambiente de creciente preocupación por la calidad de formación de las Universidades, pero donde más que información, muchas instituciones entregan únicamente slogans e imágenes de marketing.
En primer lugar, es imprescindible solicitar en las Universidades las mallas curriculares y el perfil de egreso de la carrera que se quiere estudiar. Esta información es pública y ayuda en el minuto de tomar decisiones que consideren no solo la formación profesional, sino también el desarrollo integral del estudiante. No me cabe duda que cuando tenemos mayor información sobre el programa, son también mayores las posibilidades de elegir adecuadamente la carrera y la casa de estudios. Por ejemplo, la duración de la carrera es un elemento a considerar, como también revisar las posibilidades de formación continua que ofrece la casa de estudios, todo ello es posible compararlo para optar correctamente.
Evidentemente, es necesario conocer el estado de acreditación de la carrera, pues siendo importante dicha certificación a nivel de la Institución (hoy son muy pocas las Universidades no acreditadas), es muy meritorio que la carrera esté acreditada, ello da fe pública de la calidad del programa de estudios. Cabe señalar que en el caso de las pedagogías, odontología y medicina dicha acreditación es obligatoria para poder contar con beneficios estatales.
Es relevante considerar los convenios suscritos por la carrera, de modo de garantizar el adecuado desarrollo académico de prácticas o internados. En variados campos (salud, educación, entre otros) la sustentabilidad del proyecto se juega en gran parte por los acuerdos existentes para tales actividades curriculares, tan relevantes en términos profesionales.
En la medida de las posibilidades, el estudiante y su familia puede recorrer (de forma física o virtual) las instalaciones, bibliotecas, laboratorios y el equipamiento con que cuenta la carrera. Es importante conocer la actualización de dichos insumos y los proyectos de desarrollo existentes.
Por último, informarse sobre las posibilidades de formación integral con que cuentan los estudiantes. Para ello, es conveniente consultar sobre la oferta de cursos electivos, actividades extracurriculares y de formación cultural, como también los espacios de encuentro, recreación y actividad física.
Creo que estos siete puntos pueden ayudar a conocer mejor las carreras y las universidades que las dictan, para luego postular de manera informada. Cuando una Universidad proporciona abundante información sobre las acciones que desarrolla y los recursos con que cuenta, demuestra una inherente vocación de calidad y transparencia.
Lo anterior, creo que es pertinente en un contexto de elevada masificación de la educación superior (en base a datos recientes del CNE) constituido por 193 instituciones, con sobre un millón de alumnos que estudian en 16 universidades estatales, 44 universidades privadas o derivadas, 45 institutos profesionales, 68 centros de formación técnica y 20 entidades de educación superior de las Fuerzas Armadas y de Orden y Seguridad, con más de 17 mil programas distintos que van desde alternativas vocacionales y técnicas hasta el doctorado.
Parece necesario comentar algunas ideas respecto de la decisión de estudiantes y sus padres sobre la institución ideal para cursar la educación superior. Ello acontece en un ambiente de creciente preocupación por la calidad de formación de las Universidades, pero donde más que información, muchas instituciones entregan únicamente slogans e imágenes de marketing.
En primer lugar, es imprescindible solicitar en las Universidades las mallas curriculares y el perfil de egreso de la carrera que se quiere estudiar. Esta información es pública y ayuda en el minuto de tomar decisiones que consideren no solo la formación profesional, sino también el desarrollo integral del estudiante. No me cabe duda que cuando tenemos mayor información sobre el programa, son también mayores las posibilidades de elegir adecuadamente la carrera y la casa de estudios. Por ejemplo, la duración de la carrera es un elemento a considerar, como también revisar las posibilidades de formación continua que ofrece la casa de estudios, todo ello es posible compararlo para optar correctamente.
Evidentemente, es necesario conocer el estado de acreditación de la carrera, pues siendo importante dicha certificación a nivel de la Institución (hoy son muy pocas las Universidades no acreditadas), es muy meritorio que la carrera esté acreditada, ello da fe pública de la calidad del programa de estudios. Cabe señalar que en el caso de las pedagogías, odontología y medicina dicha acreditación es obligatoria para poder contar con beneficios estatales.
Es relevante considerar los convenios suscritos por la carrera, de modo de garantizar el adecuado desarrollo académico de prácticas o internados. En variados campos (salud, educación, entre otros) la sustentabilidad del proyecto se juega en gran parte por los acuerdos existentes para tales actividades curriculares, tan relevantes en términos profesionales.
En la medida de las posibilidades, el estudiante y su familia puede recorrer (de forma física o virtual) las instalaciones, bibliotecas, laboratorios y el equipamiento con que cuenta la carrera. Es importante conocer la actualización de dichos insumos y los proyectos de desarrollo existentes.
Por último, informarse sobre las posibilidades de formación integral con que cuentan los estudiantes. Para ello, es conveniente consultar sobre la oferta de cursos electivos, actividades extracurriculares y de formación cultural, como también los espacios de encuentro, recreación y actividad física.
Creo que estos siete puntos pueden ayudar a conocer mejor las carreras y las universidades que las dictan, para luego postular de manera informada. Cuando una Universidad proporciona abundante información sobre las acciones que desarrolla y los recursos con que cuenta, demuestra una inherente vocación de calidad y transparencia.
Lo anterior, creo que es pertinente en un contexto de elevada masificación de la educación superior (en base a datos recientes del CNE) constituido por 193 instituciones, con sobre un millón de alumnos que estudian en 16 universidades estatales, 44 universidades privadas o derivadas, 45 institutos profesionales, 68 centros de formación técnica y 20 entidades de educación superior de las Fuerzas Armadas y de Orden y Seguridad, con más de 17 mil programas distintos que van desde alternativas vocacionales y técnicas hasta el doctorado.
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