Yanina Gutiérrez, académica de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica del Maule.
En momentos en el que las mujeres hemos tomado las calles para poner sobre la mesa temas antes invisibilizados y en el que se han logrado avances legislativos importantes ¿cómo se explica que sigan ocurriendo femicidios? Solo en junio, seis mujeres fueron asesinadas, la última víctima fue Hellen Barra de 20 años, su expareja le propinó 53 puñaladas luego de que venciera la orden de protección que ella había solicitado por maltrato psicológico.
De acuerdo a las Naciones Unidas, 137 mujeres en el mundo son asesinadas y un poco más de la mitad tienen como victimarios a sus parejas o familiares. (ONUDD, 2018). Chile no es una excepción a esto y por ello es necesario reflexionar sobre mitos que siguen instaurados en torno a las relaciones de pareja.
“El amor y los celos la mataron”, titulaba La Cuarta el 10 de marzo de 2016. Un año antes, Chilevisión emitió el programa “Amores que matan: los detalles tras asesinatos por amor”. Esta es solo una muestra de lo normalizados –y justificados– que se quieren mostrar a los celos como supuesta expresión de amor. Lo cierto es que es equivocado pensar que estar en pareja da derechos de control sobre la otra persona. Cada cual tiene sus amistades, intereses y actividades y no está bien que uno de los dos abandone porque se siente presionado para hacerlo.
Como argumento debemos desmitificar que “el amor todo lo puede” porque insistir en mantener una relación que una de las partes no desea continuar, puede derivar en acoso. Llamadas frecuentes, mensajes, insistencia, puede sumarse a comportamientos violentos y de control.
Es común escuchar que “la que quiere salir de la violencia lo hace”, pero la verdad es que hay situaciones que dificultan a la mujer pedir ayuda: no contar con personas que la apoyen, no tener recursos económicos para mantenerse ella o a sus hijos, amenazas, vergüenza o problemas de salud mental asociados. Algunos estudios indican que una mujer puede tardar hasta siete años en denunciar y a ello se suma el largo camino judicial que debe enfrentar y que, como en el caso de Hellen, en el intertanto puede haber una tragedia.
Pensar que “los hombres que ejercen violencia lo hacen porque están enfermos” también es un mito común y la verdad es que la evidencia científica indica que no hay un solo perfil de hombre agresores y que la mayoría no presenta patologías. ¿Por qué algunos son capaces de ejercer violencia hacia sus parejas y otros no? Bueno, porque somos diferentes, crecemos en ambientes y lugares distintos, y con concepciones diferentes, aunque en muchas partes se sigue esperando que los hombres sean fuertes, dominantes y las mujeres sean sumisas, dedicadas a cuidar a niños y niñas
Los estudios internacionales señalan que hay indicios claros de que, en las instituciones públicas, en los grupos sociales, en la vida familiar, en los medios de comunicación, hay normas, imágenes y símbolos que sustentan y naturalizan las violencias hacia las mujeres. Aquí se está diciendo que las formas de violencia hacia las mujeres no son cuestiones de la vida privada, cuestiones casuales, esporádicas, sino que hay que hacer reflexiones más profundas que nos implican como sociedad.
En nuestro país existen al mismo tiempo mitos como los presentados aquí y demandas de los movimientos sociales feministas que claman por medidas que disminuyan las desigualdades entre hombres y mujeres. Somos todavía un país que parece cambiar en este sentido, nadie quiere aparecer abiertamente como sexista, por lo menos en las conversaciones cotidianas. Pero la violencia en la pareja y el femicidio en particular, son la expresión más patente de la persistencia arraigada de un sistema de ideas y creencias machistas de la cual todavía no nos desprendemos.
“Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de la Universidad Católica del Maule, ni de MauleNews.com”.
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